
El domingo pasado asistí un concierto más a la lista de los súper eventos a los que he acudido este año. Fui al Auditorio Nacional para presenciar la celebración de los 30 años de carrera artística de
Miguel Bosé. Sería la cuarta vez que vería a Bosé en concierto y debido a tres sensacionales experiencias previas con las giras
Bajo el signo de Caín,
Laberinto y
Sereno,
mis expectativas no podían ser pequeñas. Aproximadamente a las 6 de la tarde con 30 minutos comenzó lo que sería un viaje intenso y bellísimo por los treinta años en los que
Miguel nos ha regalado de sí para participar en nuestras vidas con sus canciones.
La velada inició con voces al puro estido de Duende, pero la canción que abrió el concierto fue Sereno, una canción que en vivo resulta todavía más sexy que en el disco que lleva el mismo título (He tocado fondo... y digo hondo y profundo...), después de este sexy inicio sí llegó el Duende para hacer bailar a los afortunados asistentes, Nena fue interpretada de manera temprana en el concierto al estilo del disco Salamandra, El hijo del Capitán Trueno nos invitó a viajar por el océano y perdernos en él para después recibir Bambú del mismísimo Bosé. Siguieron canciones como Guilliver (energética y emotiva), Salamandra (más sensual que nunca), una Sevilla intensa y entregada... aquí llegó el momento de la noche en la que me permití perderme en las emociones que es capaz de hacerme sentir él con su voz y sus interpretaciones porque al llegar el turno de Mirarte me entregué a la euforia del momento, me sorprendí al escucharla ya que no pensé que la trajera en el repertorio, pero la sorpresa fue superada por la emoción y la alegría de volver a escucharla en vivo, y como si eso no hubiera sido suficiente Partisano me llevó todavía más arriba (¡qué chingón eres Miguel!).
En ese momento del concierto Miguel nos ofreció una viaje al pasado más pasado y remoto... un pasado del que podrían surgir muchas sorpresas por el tiempo que no había cantado esas canciones, de ese tiempo nos regaló la más hermosa de las versiones de Amiga, Señora, una alegre y divina variación de Creo en ti y una versión bellísima de Morir de amor, seguida de una gran presentación de una canción que no me gusta (la única de la noche) Linda, que sirvió como marco para una de las más divertidas que fue Don Diablo. De ahí nos regaló con dedicatoria Te amaré, que fue interpretada con profundo amor y agradecimiento. El concierto nos trajo Los chicos no lloran que fue una de las más animadas del toquín. En ese momento Bosé nos preguntó si estabamos bien (bien, bien, bien, bien, bien, bien) y se dejó escuchar Morenamía seguida por Como un lobo, Si tu no vuelves y uno de los highlights de la noche Nada Particular, que siempre nos activa el recuerdo de la gente que inspiró esta historia de sufrimiento pero también de esperanza. Así nos dejó Bosé para después regresar con un magnífico encore.
La belleza fue la que abrió este regreso y nos dejó impresionados por la belleza de la interpretación que se le dio esta noche, que llevó de la mano otras como la de Olvídame tú y Amante bandido y una nueva Nena, más actual en versión 100% bailable. Después de una ronda ensordecedora de aplausos, vítores y gritos nos dijo que para no irnos con las manos vacías nos cantaría Con las manos vacías, dulce y bella, después más gritos, más porras, más aplausos... apareció el Sol forastero para dejarnos encendidos y emocionados hasta la próxima vez que nos encontremos con Miguel Bosé.
¡Fue una noche irreal! ¡Qué chido es ese Bosé, neta!
Me desconcertó no escuchar canciones de Laberinto y tampoco escuchar nada de Velvetina, de Olvídame tú sólo una canción... al igual que de XXX, pero bueno, es que son tantas y tantas... pero eso no hace menos a esta noche de música sinfin. En teoría fue un concierto a la carta... y eso habrá surgido de las peticiones. Y casi que fue a la carta para mí, porque tocó casi todo lo que hubiera querido escucharle en una sola presentación, con algunas excepciones, pero el resultado fue un concierto inolvidable y redondito.
Aquí (de otra gira, pero no tan diferente de la de ahora) Mirarte, mi favorita.